Su expresión se volvió seria.-En otra vida podría amarte.
La miré un momento observando sus ojos acristalados, estaba borracha, pero sólo por un momento, no parecía erróneo fingir.-Puede que yo te ame en ésta.
—Así que te gusta y estás asustado. ¿Y ahora qué?
—Nada. Sólo apesta que por fin encontré la chica que vale la pena y ella es demasiado buena para mí.
Mantuve la puerta abierta. "No permitiria que nada te pasara, Pigeon."
Pisoteo furiosa en frente de mi y entro al restaurante, ignorando mi gesto de amabilidad. Era una maldita pena; era la primera chica a la que por primera vez había querido abrirle la puerta. Había estado esperando ese momento, y ella ni se enteró.
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